Has visto un abrigo muy hermoso. Lo quieres, desde que lo viste sabías que es el único en existencia. Haces lo posible para conseguirlo, que sea parte de ti, que de alguna manera le vayas bien al abrigo, hacer que el abrigo se perfeccione: y sólo será si lo obtienes. Miles de cosas te impiden hacerlo tuyo; a veces estás a punto de comprarlo, pero sucede algo que no esperabas. Entonces la idea de que ese abrigo sea tuyo, se debilita, casi desaparece, por lo que puedes conformarte con un abrigo medianamente bonito, pero nada más. Sucede que, mientras te desanimas por no poder conseguir aquel hermoso abrigo, estás a punto de comprar uno a mitad de precio y no muy acogedor. Pero revisas la calidad de la tela, el corte, el estilo, el color, etcétera, hasta que, al reflexionar verdaderamente en ello, te das cuenta que no es lo que quieres, no es el abrigo conveniente. Te pasa por la mente lo siguiente: ¿Esperarás un poco para volver y tratar de conseguir aquel abrigo que te encantó desde que lo viste? Sí...
sábado, 14 de febrero de 2009
miércoles, 11 de febrero de 2009
Rara nostalgia
El intersemestral ha terminado. En efecto, por ello el título de esta entrada. Además, añádase un nuevo elemento a todo esto, a mi vida vertiginosa desde hace algunos meses. Es evidente que gran parte de lo que escribo aquí se debe a lo interesante-retorcido-incoherente de mi existencia. En un nivel práctico para con las mujeres, es complicado tener una decisión determinante frente a todos los elementos contradictorios y sumamente variables que se me presentan. En fin, el proceso de adaptación-asimilación tiene que resultar en algo adecuado... Acabo de reparar en que, hasta este punto de lo que escribo, sólo veo el lado subjetivo del asunto. ¿Acaso tendré que flexibilizarme para lograr una mínima apertura con "lo otro"? ¿Tener en cuenta la posibilidad de los mundos posibles? ¿Ceder? Tengo que elegir. ¡Oh demonios, cuán complicado y simple resulta esto!
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domingo, 8 de febrero de 2009
Divagación
Vivaldi y su Invierno te han despertado; hoy tienes un nuevo sabor de boca, incierto y nada más, pero los días siguen como últimamente, inclusive más complejos, tal vez agitados, que enturbian tu existencia, que a veces dejan asomar lo sutil de la realidad, esa infra-realidad, emocionante, sin puntos cardinales, donde el tiempo y el espacio se desdoblan, donde sólo danzas, donde los acordes musicales te penetran y sientes el movimiento, tu cuerpo se convierte en tu herramienta, devoción.
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