sábado, 14 de febrero de 2009

Sobre la posibilidad de reivindicarse. El caso de un abrigo

Has visto un abrigo muy hermoso. Lo quieres, desde que lo viste sabías que es el único en existencia. Haces lo posible para conseguirlo, que sea parte de ti, que de alguna manera le vayas bien al abrigo, hacer que el abrigo se perfeccione: y sólo será si lo obtienes. Miles de cosas te impiden hacerlo tuyo; a veces estás a punto de comprarlo, pero sucede algo que no esperabas. Entonces la idea de que ese abrigo sea tuyo, se debilita, casi desaparece, por lo que puedes conformarte con un abrigo medianamente bonito, pero nada más. Sucede que, mientras te desanimas por no poder conseguir aquel hermoso abrigo, estás a punto de comprar uno a mitad de precio y no muy acogedor. Pero revisas la calidad de la tela, el corte, el estilo, el color, etcétera, hasta que, al reflexionar verdaderamente en ello, te das cuenta que no es lo que quieres, no es el abrigo conveniente. Te pasa por la mente lo siguiente: ¿Esperarás un poco para volver y tratar de conseguir aquel abrigo que te encantó desde que lo viste? Sí...

1 comentario:

David dijo...

Hola

ANtes que nada, diré ¡Oh! QUizás sea una mala lectura, pero ese abrigo puede sustituirse como una incognita por algo existente? Disculpa sino es así. Me agrado el escrito. Saludos :P