domingo, 7 de septiembre de 2008

Preámbulo

Una tarde con llovizna. Una llamada, un convencimiento, aceptación unánime, la antesala del momento. Qué más hubiese querido no ceder. La simpleza de mi día, fuera de control, lejos de mis pretensiones metódicas: había abierto el camino de lo banal. Esperando, esperando consumíase... lo Otro no es nada hasta que no se me presente, sólo Yo, yo. Algo indica que su condición de "ser-para-otro" es después de "ser-para-sí-mismo", y aún no era, venía desplegándose cerca de la nada.



Orinando, volteo y estaba ahí, sonriente, con una mueca semejante a un saludo, mientras yo enjuagaba el instante fenoménico alojado en mi bóveda craneal. Serví la pasta, nos sentamos; se veía distraida y triste, sin embargo, me mantenía sagaz. La charla fue de acuerdo a mis espectativas, pues el contenido fue vaciándose, quedando lo suficiente para permanecer viva. Unos cigarrillos animaron nuestrar almas, mientras el humo asemejaba el vaho emanando de nuestras bocas, ojos y oídos. Repugnante su actitud de ahora y antes, a pesar del tratamiento filosófico de su condición distinta, de otredad. El crepúsculo del acontecimiento había llegado; nada pude hacer por evitarlo, no era ahora su ser definido, extraño fenómeno sin categoría alguna. Subió a un taxi, fumé un cigarrillo, volviéndoseme claro y distinto: había sido el preámbulo. Será después.

No hay comentarios: